Familias espantadas por aviones de guerra y helicópteros que vuelan sobre sus cabezas. Hombres volviendo de sus campos con extrañas erupciones en la piel y marcas en el cuerpo. Mujeres lavando sus rostros en lo que alguna vez fue un río cirstalino, y su piel desbaratándose. Niños repentinamente cayendo en cama con misteriosas enfermedades intestinales, llorando porque sus ojos están severamente irritados. Campesinos lamentándose mientras ven morir sus cosechas, envenenadas, y destruidas sus formas de vida.

Estas son algunas de las cosas que escuchamos y de las imágenes que miramos en el video que presentamos hoy aquí. Es una compilación de algunos testimonios, recogidos por la Misión Internacional de Verificación que viajó a la frontera entre Ecuador y Colombia en junio pasado, que llega hasta nosotros gracias a Adolfo Maldonado y sus colegas en la organización ecuatoriana Acción Ecológica, así como a los productores de Acción Creativa*, ambas instituciones miembros del Comité Interinstitucional contra las Fumigaciones.

La misión fue a atestiguar las continuas afirmaciones que hacen los campesinos sobre que los programas de fumigación del otro lado de la frontera, en los que el ejército colombiano, con amplio apoyo logístico y financiamiento de parte del gobierno de Estados Unidos, deja caer incontables galones de poderosos herbicidas en el campo, en un intento por erradicar las plantaciones de coca y de opio. También investigaron las denuncias de que tropas colombianas han entrado a territorio ecuatoriano mientras luchaban contra la guerrilla, violando la establecida neutralidad de Ecuador en la guerra civil colombiana.

Las fumigaciones de cultivos han causado enorme controversia dentro de Colombia, generando numerosas denuncias de que devastan el área rural donde quiera que se realizan. Estas denuncias polémicas han recibido de los gobiernos colombiano y estadounidense una negativa feroz a cualquier peligro producto de la aspersión y produjeron una serie de estudios cuestionables, así como pobre evidencia para apoyar dicha negativa.

El gobierno de Ecuador, que comparte frontera con algunas de las áreas de Colombia más violentas y con vastos cultivos de coca, ha repetidamente solicitado a los colombianos ser más prudentes y, mientras la pregunta de la seguridad de los químicos fumigados sigue en el aire, mantenerse al menos a diez kilómetros de la frontera binacional.

De acuerdo con testigos presénciales del lado ecuatoriano entrevistados en este video, la aviación militar colombiana no solamente se acerca a la frontera, sino que a menudo la cruza. No hay duda en las mentes de estas personas de que las cosas han cambiado desde que los aviones comenzaron a soltar veneno cerca de sus hogares. Estas son personas cuyas voces nunca son escuchadas en los debates de la guerra contra las drogas en Bogotá y Washington. Aunque puede no ser exactamente claro lo que causa algunos de los problemas de salud y de medioambiente que reportan, conocen íntimamente estas tierras y las comunidades que ahí habitan, y entienden que algo no está bien. Escuchen lo que tienen que decir… y sigan en sintonía, ya que para nada es la última cosa que tenemos que reportar sobre esto en los siguientes días y semanas.

*Queridos lectores: si alguien tiene problemas para mirar este video, o quiere más información, pueden contactar a Juan Pablo Barragan (Acción Creativa) .